Los porqués de algunos
contenidos en los programas de Lengua o Español
Carmen Lepre
UDELAR, CFE
Justificación inicial
La presentación de este tema tiene por objetivo central y único
describir en particular algunos temas relativos a los tres niveles
del Ciclo Básico en lo que concierne a la enseñanza de la lengua
nacional.1
Tanto el profesor de Educación Media como el maestro son
destinatarios de esta participación, porque en los cursos de Lengua
hay contenidos comunes, más allá de los niveles de enseñanza en
los que se presenten. El lector podrá considerar que la enseñanza
de la lengua española no concluye en este ciclo de Educación
Secundaria y que con tres años no alcanza para lograr los objetivos
a los que los programas de Lengua o de Español aspiran, y está en
lo cierto. Mucho se ha reclamado al respecto, desde la Inspección de
la asignatura, a lo largo de los años, y mucho han reclamado los
docentes a través de las asambleas técnicas y asociaciones de
profesores y maestros. En la actualidad, y afortunadamente, hay
también docentes de otras asignaturas que notan esta necesidad. Pero
hasta ahora nada se ha definido al respecto. De forma que debemos
considerar la realidad tal cual es, y es esta: la enseñanza efectiva
de la lengua española, dictada por docentes de Español o por
maestros, concluye para la mayoría de los estudiantes en 3º de
Ciclo Básico.2
Sobre los programas de Español y de Lengua
Los programas poseyeron desde el siglo XX una fundamentación, con
objetivos y orientaciones metodológicas para el docente, una
presentación de las unidades de contenido a enseñar, una
bibliografía. Se entendió siempre el programa como una guía para
el docente en todo sentido, porque recomienda cómo trabajar en la
clase, qué orientación deberá darle a su curso, cómo deberá
evaluar y con qué bibliografía deberá entender los contenidos.
En tanto los objetivos sostienen que se buscará que el estudiante
pueda desarrollar el dominio de su lengua escrita y oral de forma
cada vez más efectiva, de tal forma que pueda comprender lo
escuchado o leído, y enunciar “con propiedad”, los contenidos y
la metodología se presentan para obtener ese logro. Dentro de los
contenidos, naturalmente, se recomienda el trabajo a partir de textos
y en ellos estudiar la gramática.
Ahora bien, todo trabajo en Lengua debe cumplirse en espiral
ascendente; esto significa que se parte del texto, que contiene
oraciones enunciadas en una determinada situación lingüística y
que surgen para comunicar ciertos contenidos informativos, se observa
cómo está construido para comunicar esos contenidos (nótese que
este, precisamente, es el lugar de la gramática), para luego,
tomando el texto como modelo, buscar que el alumno produzca sus
enunciados poniendo en práctica ciertos aspectos formales
(gramaticales) trabajados. De esta forma se logra subir un escalón
en el dominio lingüístico, sobre el que se asentarán nuevas
experiencias que llevarán a nuestros estudiantes a subir otro
escalón y otro más. Pero siempre se vuelve a los textos, de una
forma o de otra, porque son el soporte modélico de los avances que
pretendemos lograr en el alumnado.
Por lo tanto, los contenidos de gramática son el esqueleto de
nuestros cursos. Los textos pueden cambiar, y es recomendable que lo
hagan, porque su elección depende de los intereses de nuestros
estudiantes y no todos los grupos con los que trabajamos son iguales,
ni tampoco lo son los liceos o escuelas de los distintos barrios, o
de los distintos pueblos y ciudades, o medios rurales. Pero la
gramática es el sistema a través del cual esos textos cobran vida,
y es el sistema que nuestros estudiantes deberán aprender a dominar,
por ese motivo los contenidos de gramática deberán ser trabajados
todos los años y en todos los grupos que el profesor y el maestro
tengan.
Qué contenidos, qué tema
Se hará referencia a tres
contenidos lingüísticos que han surgido a lo largo de los años en
los programas de Español, a modo de ejemplo. El primero de ellos, ha
surgido en todos los programas de Español de segundo ciclo y en los
programas de Lengua en Primaria: las funciones del lenguaje,
posteriormente enriquecido con los actos de habla. Estos temas no
obedecen a la misma escuela lingüística o filosófica. Mientras
Jakobson estudió, desde la lingüística, las funciones que el
lenguaje posee en determinados contextos comunicativos (otros autores
también lo hicieron, pero se recomienda siempre este autor para
trabajarlas) y amplió las primeras tres funciones de Bühler, la
teoría de los actos de habla surge desde la filosofía aristotélica
de Oxford, a través del filósofo John Austin, preocupado por operar
en filosofía con todos los enunciados posibles y no solamente con
los asertivos. Esto dio origen a su teoría de los actos de habla,
punto inicial de lo que luego se llamó pragmática
lingüística.
En los programas solieron recomendarse siempre estos dos temas, al
principio del curso, para que el estudiante comience a reflexionar
sobre asuntos lingüísticos generales, entendiendo que existen
objetivos concretos frente a cada acto de comunicación. Es decir,
siempre se enuncia con una intención determinada, y para ello se
eligen las palabras adecuadas y se organiza de determinada manera el
enunciado. Ese es el objetivo de estos temas: comenzar a delinear
nuestro curso, y presentarles a nuestros estudiantes el escenario en
el cual se desarrollarán nuestras actividades; se trabajará en
adelante con actos comunicativos diversos en los cuales ellos también
deberán optar por estructuras y formas para obtener los resultados
que deseen lograr con su intervención lingüística. No es necesario
extenderse mucho al inicio con estos temas, porque en cada acto de
producción y de comprensión se podrá recordar lo ya presentado al
inicio del curso y se podrán retomar estos aspectos, vinculados
ahora con cada texto en particular, y por lo tanto un enunciador
diferente en cada caso. En cada instante del curso se puede volver al
principio.
Sin embargo, con frecuencia la
tendencia es a observar lo teórico para dejar desmerecida la
ejercitación en el uso de formas lingüísticas por parte del
estudiante. Se trabaja el tema como si fuera un aspecto
exclusivamente de contenido y no de ejercitación. Se hace hincapié
entonces sobre el reconocimiento de enunciados que cumplen
determinada función o son el soporte de determinado acto de habla y
se deja abandonado el otro paso, importantísimo, que es el mostrar
cuáles son las formas que soportan la intención, los efectos
buscados y la eficacia del acto comunicativo. ¿Por qué
este enunciado o este otro son en realidad una apelación? O
¿por qué este enunciado o este otro busca ordenar o exhortar?
¿Cuáles son las formas lingüísticas que lo hacen? ¿Con qué
pronombres utilizados me doy cuenta de que el enunciador y el
destinatario son amigos o mantienen una relación de
jefe-subordinado? ¿Cuáles son las formas flexivas de los verbos que
marcan la forma de tratamiento entre los interlocutores, cuáles son
las que marcan otros niveles de enunciación (discurso referido),
cuáles son las que determinan la cronología en este relato?
En suma, es la gramática del texto la que nos presenta los
contenidos, les sirve de soporte, y debería ser ese el foco de
nuestra labor al trabajar esos temas, que además, son transversales,
pueden y deben seguirse observando durante todo el curso, porque son
la esencia de todo acto comunicativo.
Un segundo tema que debería
trabajarse transversalmente y durante todos los años del ciclo en
cuestión, es la morfología. Los prefijos y sufijos poseen
significado léxico dependiente, relacionado con su raíz. Un
buscador es quien
busca, el agente de ese proceso; un movimiento
es la acción o el efecto del proceso denotado por el verbo mover,
y si están presentes en un texto, es para contribuir con
significados que, sumados a otros elementos léxicos, presentarán
los aspectos relevantes que se pretenden comunicar y llevarán al
lector a mundos fantásticos o a entender los argumentos de alguien,
o a informarse sobre determinado hecho real ocurrido. Por lo tanto,
la presencia de reflexiones sobre lo morfológico va de la mano con
la comprensión y producción de textos a lo largo de todos los
cursos.
En el curso de tercero en CES, por último, surgen temas que habían
sido olvidados por los programas durante años: la voz pasiva y la
impersonalidad. Cualquiera de las dos estructuras son una constante
recurrente en explicaciones e informes técnicos, géneros
discursivos con los que los estudiantes deberán estar
familiarizados, puesto que en bachillerato tendrán que hacer uso de
ellos en sus evaluaciones para las asignaturas del currículo. Rara
vez se presentan al estudiante de Ciclo Básico textos académicos,
por temor a que los encuentre monótonos o inalcanzables por su
sintaxis o su contenido. Sin embargo, es imposible lograr que un
alumno pueda escribir bien un informe, si no se lo expone a unas
cuantas muestras de informes, de la misma forma que aprende a narrar,
porque escuchó desde niño historias contadas y leyó otras tantas.
Como es sabido, la competencia textual también se desarrolla, lo
mismo que la ortográfica.
En estos textos, la presencia de
pasivas y de impersonales es muy frecuente; en ellos se apunta a la
objetividad, a la ausencia del agente o responsable de los hechos,
porque lo que interesa es el hecho en sí mismo, mientras que en
otros casos importan los resultados del acto, no el proceso del acto
en sí mismo, con todos los participantes. No ha, por consiguiente,
una voluntad explícita de uno de los participantes por controlarlos.
Este sería el caso de las crónicas policiales y otros tantos
géneros en los que un observador parte de resultados de hechos que
se presentan como una escenografía que está siendo observada, pero
de cuyos participantes o responsable se desconoce todo. Decir, por
ejemplo, que El auto fue encontrado destrozado en la
esquina de la calle Piedras
menciona el hecho resultante de un acto llevado a cabo por alguien
que no interesa, porque seguramente luego se seguirán presentando
otros hechos sobre los cuales el primero opera como causa. Tampoco se
dice lo mismo si se presentan los hechos a través de una estructura
personal como Los jóvenes conducen con cuidado en esa
ciudad pero en esta no, o con
una estructura impersonal como Se conduce con cuidado en
esa ciudad pero aquí no en la
que el agente aparece desleído, porque no interesa especificarlo.
Como consecuencia, el destinatario
de ese discurso se verá envuelto en las circunstancias presentadas
expresamente así por el enunciador, para conseguir llamar su
atención e interés.
El alumno deberá entender que no hay discurso inocente, que para
lograr los objetivos propuestos, el enunciador deberá seleccionar
prudentemente las estructuras de la lengua. Y que luego, él mismo
puede y debe convertirse en enunciador consciente, eligiendo
estructuras similares que logren efectos similares, si eso es lo que
pretende él como productor responsable de lo dicho.
En síntesis
En el curso de Lengua los programas no solamente son la guía sino el
soporte de los contenidos del curso, que están en íntima relación
con los objetivos de la asignatura en segundo nivel, o área en
primer nivel. Atender a los contenidos que se proponen allí no es
solamente mostrarlos para que el estudiante los conozca en tanto
conocimiento adquirido, sino para que también aprenda a dominar la
lengua cada vez más, enunciando con propiedad, y adecuación a cada
situación comunicativa.
De esta forma, el curso de Lengua es el escenario en el que el
estudiante, niño o adolescente, encuentra modelos a seguir, los
observa a través de la imprescindible y experta guía de su docente
desde todos los aspectos -semántico, sintáctico, ortográfico,
morfológico-, para luego operar él mismo con esas estructuras y
formas de manera consciente y reflexiva. Solo de esta forma se puede
lograr en él la metacognición que llevará, naturalmente, a una
sólida autoevaluación de lo hecho. Nuestro estudiante habrá
aprendido, y habrá dado un paso más para el cumplimiento de los
objetivos del programa: desarrollo del dominio de su propia lengua.
Montevideo, IPES, 5º Foro de Lenguas, año 2012.
1No
se incluyen contenidos del programa de 4º año en CES, porque se lo
ha desjerarquizado desde el momento en que es optativo y no es
elegido por la mayoría de los estudiantes, muchas veces no porque
no lo deseen, sino porque desconocen que tienen esa opción. La
realidad de este curso lamentablemente casi extinto en nuestro
sistema educativo excede las pretensiones de este trabajo.
Afortunadamente, la realidad de la UTU no es la misma y los
estudiantes cuentan con la asignatura Análisis y producción de
textos en Bachillerato.
2Para
los estudiantes de UTU en 2º de Ciclo Básico.
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