Forma
y contenido: Me gustas, I like
you
Publicación para el 7° Foro de Lenguas
Prof.
Lic. Carmen Lepre
UDELAR,
FHCE
El
trabajo en cualquier clase de cualquier lengua parte de su
realización particular en textos. El sistema de la lengua se pone de
manifiesto en ellos, y dependiendo del género discursivo al que
pertenezcan, se organizarán sintáctica y morfológicamente de forma
peculiar y propia.
No
obstante, hay algo común a todas las lenguas y a todos los textos.
El contenido que se trasmite en cada uno de ellos, no importa la
lengua que sea, toma siempre forma a través de determinadas
palabras, que permiten representar el mundo.
Para
mostrarlo, partiremos de la lectura de un poema de César Vallejo.
Los
heraldos negros
César
Vallejo
Hay
golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes
como del odio de Dios; como si ante ellos,
la
resaca de todo lo sufrido
se
empozara en el alma... Yo no sé.
Son
pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en
el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán
tal vez los potros de bárbaros atilas;
o
los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son
las caídas hondas de los Cristos del alma,
de
alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos
golpes sangrientos son las crepitaciones
de
algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y
el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando
por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve
los ojos locos, y todo lo vivido
se
empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Hay
golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
¿Por
qué comenzar una exposición sobre forma y contenido con un poema de
Vallejo?
El género lírico es especial
para traslucir contenidos impresos en lo no dicho y en connotaciones
a partir del léxico seleccionado.
Y
en este poema de Vallejo, especialmente, se perciben muchos
contenidos no dichos y connotados, mucho sentimiento dicho a través
de lo dicho, sí, pero también a través de lo no dicho.
Parafraseando
el poema, podemos decir que el al yo
lírico le provoca dolor pensar en
los momentos difíciles en la vida, que golpean el alma como si Dios
nos odiara, y no importa lo fuerte que uno sea. El cuerpo se resiente
y el alma se quiebra frente a ellos. Pueden ser la invasión de malos
sucesos que nos desvastan, la Muerte, la soledad que no ayuda a
soportar un hecho inesperado. Esos malos momentos nos sacan de
nuestro centro, nos enloquecen, nos convierten en otra cosa.
Pero
esta paráfrasis, pseudo-traducción del mismo poema, no logrará
llegar tan hondo en nosotros como la lectura del poema lo hace. Esto
significa que la forma con que se expresa el contenido también
importa a la hora de comprenderlo:
no es lo
mismo decirle a alguien te odio que
decirle no te soporto.
Precisamente
estos aspectos son los que deberíamos priorizar en una clase de
lengua, cualquiera que sea la lengua. Para
observarlos mejor, volvamos al poema:
Los
heraldos negros
Hay
golpes en la vida, tan
fuertes... Yo no sé.
Golpes
como del odio de Dios;
como si ante ellos,
la
resaca de todo lo sufrido
se
empozara en el alma... Yo no
sé.
Son
pocos;
pero son... Abren
zanjas oscuras
en
el rostro más fiero y
en el lomo más fuerte.
Serán
tal vez los potros de bárbaros
atilas;
o
los heraldos negros que nos
manda
la Muerte.
De
un total de sesenta y nueve
están marcadas
en negrita cincuenta y cuatro palabras
(78%), que
refieren a sentimientos, entidades del mundo, todas
ellas aportando
significado: son los sustantivos, los adjetivos, los adverbios, los
pronombres, las preposiciones; los artículos también están
marcados, porque nos ayudan a dar soporte al significado referencial
de esos lexemas.
Los
verbos, en cambio, aportan la forma, relacionan las palabras, junto
con las conjunciones. En el segmento
marcado, hay quince palabras, entre verbos y conjunciones, de las
sesenta y nueve totales (21%).
Realmente
entendemos que las lenguas del mundo son
formalizaciones del pensamiento. Y
también entendemos que el contenido
formalizado asume ciertos rasgos, dependiendo de las formas como se
expresa. Lengua y pensamiento, en
efecto, están en continua relación, uno incide en el otro.
En
el título de esta intevención se citan dos oraciones comunes, en
lengua tanto oral como escrita, que pertenecen a dos lenguas
diferentes. En español decimos Me
gustas cuando en inglés decimos I
like you. La organización
sintáctica y el tipo de verbo son
diferentes.
Mientras en español la primera persona es dativo (en negrita en los
ejemplos), en inglés es nominativo; mientras en español la segunda
persona es sujeto (subrayado en los ejemplos), en inglés es objeto
directo.
Me
gustas / I like you
El
contenido, no obstante, es el mismo: a alguien
(experimentante) le gusta alguien (paciente o
tema o meta).
Con
esto comprobamos que
la
forma sintáctica cambia, las funciones semánticas no. Esta
clasificación, que es la que surge de las marcas realizadas en las
primeras estrofas del poema es la que se realiza en la Gramática
general y razonada de Port Royal.
El
motivo de basar nuestra ponencia en esta Gramática
es por el hecho de que es universal, tiene en cuenta todas las
lenguas, y opera a través del racionalismo cartesiano. Esta
Gramática
ha sido la inspiración de los gramáticos del siglo XX, sobre todo
de los generativos.
En
Port Royal, a través de la Gramática
y de la Lógica,
se pueden explicar
el francés, el italiano, el
español, el latín, el griego, el hebreo, algunas lenguas
orientales. Para poder explicar la gramática de todas las lenguas de
una forma universal que las cubra a todas, se realiza el planteo
desde el significado,
según el siguiente razonamiento: se
clasifican las categorías en
-
Clase A: palabras que refieren al objeto de nuestro pensamiento. Son sustantivos, adjetivos, artículos, adverbios, pronombres, preposiciones: poseen significados léxicos referenciales.
-
Clase B: palabras que refieren a la forma o manera de nuestro pensamiento y organizan el juicio. Son los verbos, las conjunciones y las interjecciones: permiten establecer relaciones y formular juicios.
Veamos
ahora, siguiendo este mismo criterio, la segunda parte del poema de
Vallejo:
Son
las caídas hondas de los Cristos del alma,
de
alguna fe adorable que el Destino
blasfema.
Esos
golpes sangrientos son las crepitaciones
de
algún pan que en la puerta del horno se nos
quema.
Y
el hombre... Pobre... pobre!
Vuelve los
ojos, como
cuando
por sobre el hombro nos llama
una palmada;
vuelve
los ojos locos, y todo lo vivido
se
empoza, como un charco de
culpa, en la mirada.
Hay
golpes en la vida, tan
fuertes... ¡Yo no sé!
Como
corresponde a un poema bien plasmado, se suman, reiteran
y superponen los significados para
lograr acumulación de contenidos, acumulación que logra
que el destinatario sienta con más intensidad los dichos. No
dejemos de observar las palabras en
negrita que llenan
todo este segmento
del poema. Las
palabras de la clase A, esta vez en un
93%, habilitan
la sensación de supersposición e
intensidad de sentimientos y sentires.
Los
verbos y conjunciones, palabras de la
clase B son los que establecen las
relaciones y organizan los juicios, son pocos. En
relación con el 21% anterior, disminuyeron a un 18%. Como
se ve, no es gratuita la impresión del
destinatario del poema al percibir que las palabras trasmiten mayor
intensidad en sentimientos dolorosos.
Por
su parte, como organizador del juicio,
el verbo tiene un rol preponderante en la sintaxis. Los casos y
funciones sintácticas, los nombres y su clasificación semántica,
el régimen preposicional, se organizan en torno a la clase de verbo
que los selecciona.
Como
añadido, se
leen en esta Gramática
muchas consideraciones que vuelven a surgir en la Gramática
Descriptiva y
también en la Nueva
Gramática de la Lengua Española
y en el modelo generativo que la subyace. Por ejemplo:
-
la presencia obligatoria y permanente de un nominativo para el
sujeto, común a todas las lenguas, inclusive las que poseen la
posibilidad de no mencionarlo, como el español, porque igualmente
este caso está
presente en la terminación flexiva;
-
el carácter impersonal del infinitivo, a partir del concepto de que
la impersonalidad es semántica y en el infinitivo surge la
posibilidad de una genericidad por parte de la referencia del sujeto.
Tanto
la presencia del sujeto encerrada en la flexión verbal como la
genericidad de la impersonalidad están presentes en el poema como
efecto organizador de los contenidos de sentires.
En
realidad, hay en el poema tres
ejes que
trasmiten el contenido:
1.
Los golpes. Se hacen presentes como el tema o
el paciente,
desde el punto de vista semántico, aunque
su función sintáctica sea objeto directo o sujeto:
Hay
golpes / son...
serán...
abren...
2.
El
dolor. Se presenta como sujeto no controlador, también el tema o el
paciente,
en una construcción media con un verbo pronominal.
Es la
resaca o el charco de culpa
que
se empoza.
3.
El
yo lírico,
manifestado en esa negación de sí mismo a
través del
leit motif
Yo no
sé, o
en la alienación de sí mismo, al final del poema, a través de
observarse a sí mismo como una tercera persona, el
hombre. Todo ayuda a que el
yo lírico se ajenice respecto de
los golpes sufridos y vividos por él
mismo.
La
propuesta, concluyendo,
es llegar en el trabajo cotidiano en Lengua hasta lo más hondo del
contenido, estudiando la forma, observando cómo se lo enuncia y cómo
lo no dicho también importa, casi tanto más que lo ya dicho.
Bibliografía
-
ARNAULD, A. y LANCELOT, C. 1803. Grammaire générale et raisonée de Port Royal. Paris. Munier.
-
ARNAULD, A. 1877. Logique de Port Royal. Paris, Hachette.
Fuentes
-
VALLEJO, C. 1949. Poesías completas. Buenos Aires, Losada.
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