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sábado, 30 de julio de 2016

Forma y contenido: Me gustas, I like you


Forma y contenido: Me gustas, I like you
Publicación para el 7° Foro de Lenguas

Prof. Lic. Carmen Lepre
UDELAR, FHCE

El trabajo en cualquier clase de cualquier lengua parte de su realización particular en textos. El sistema de la lengua se pone de manifiesto en ellos, y dependiendo del género discursivo al que pertenezcan, se organizarán sintáctica y morfológicamente de forma peculiar y propia.
No obstante, hay algo común a todas las lenguas y a todos los textos. El contenido que se trasmite en cada uno de ellos, no importa la lengua que sea, toma siempre forma a través de determinadas palabras, que permiten representar el mundo.
Para mostrarlo, partiremos de la lectura de un poema de César Vallejo.

Los heraldos negros
César Vallejo
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

¿Por qué comenzar una exposición sobre forma y contenido con un poema de Vallejo? El género lírico es especial para traslucir contenidos impresos en lo no dicho y en connotaciones a partir del léxico seleccionado.
Y en este poema de Vallejo, especialmente, se perciben muchos contenidos no dichos y connotados, mucho sentimiento dicho a través de lo dicho, sí, pero también a través de lo no dicho.
Parafraseando el poema, podemos decir que el al yo lírico le provoca dolor pensar en los momentos difíciles en la vida, que golpean el alma como si Dios nos odiara, y no importa lo fuerte que uno sea. El cuerpo se resiente y el alma se quiebra frente a ellos. Pueden ser la invasión de malos sucesos que nos desvastan, la Muerte, la soledad que no ayuda a soportar un hecho inesperado. Esos malos momentos nos sacan de nuestro centro, nos enloquecen, nos convierten en otra cosa.
Pero esta paráfrasis, pseudo-traducción del mismo poema, no logrará llegar tan hondo en nosotros como la lectura del poema lo hace. Esto significa que la forma con que se expresa el contenido también importa a la hora de comprenderlo: no es lo mismo decirle a alguien te odio que decirle no te soporto.
Precisamente estos aspectos son los que deberíamos priorizar en una clase de lengua, cualquiera que sea la lengua. Para observarlos mejor, volvamos al poema:

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.


De un total de sesenta y nueve están marcadas en negrita cincuenta y cuatro palabras (78%), que refieren a sentimientos, entidades del mundo, todas ellas aportando significado: son los sustantivos, los adjetivos, los adverbios, los pronombres, las preposiciones; los artículos también están marcados, porque nos ayudan a dar soporte al significado referencial de esos lexemas.
Los verbos, en cambio, aportan la forma, relacionan las palabras, junto con las conjunciones. En el segmento marcado, hay quince palabras, entre verbos y conjunciones, de las sesenta y nueve totales (21%).
Realmente entendemos que las lenguas del mundo son formalizaciones del pensamiento. Y también entendemos que el contenido formalizado asume ciertos rasgos, dependiendo de las formas como se expresa. Lengua y pensamiento, en efecto, están en continua relación, uno incide en el otro.
En el título de esta intevención se citan dos oraciones comunes, en lengua tanto oral como escrita, que pertenecen a dos lenguas diferentes. En español decimos Me gustas cuando en inglés decimos I like you. La organización sintáctica y el tipo de verbo son diferentes. Mientras en español la primera persona es dativo (en negrita en los ejemplos), en inglés es nominativo; mientras en español la segunda persona es sujeto (subrayado en los ejemplos), en inglés es objeto directo.

Me gustas / I like you

El contenido, no obstante, es el mismo: a alguien (experimentante) le gusta alguien (paciente o tema o meta).
Con esto comprobamos que la forma sintáctica cambia, las funciones semánticas no. Esta clasificación, que es la que surge de las marcas realizadas en las primeras estrofas del poema es la que se realiza en la Gramática general y razonada de Port Royal.
El motivo de basar nuestra ponencia en esta Gramática es por el hecho de que es universal, tiene en cuenta todas las lenguas, y opera a través del racionalismo cartesiano. Esta Gramática ha sido la inspiración de los gramáticos del siglo XX, sobre todo de los generativos.
En Port Royal, a través de la Gramática y de la Lógica, se pueden explicar el francés, el italiano, el español, el latín, el griego, el hebreo, algunas lenguas orientales. Para poder explicar la gramática de todas las lenguas de una forma universal que las cubra a todas, se realiza el planteo desde el significado, según el siguiente razonamiento: se clasifican las categorías en
  • Clase A: palabras que refieren al objeto de nuestro pensamiento. Son sustantivos, adjetivos, artículos, adverbios, pronombres, preposiciones: poseen significados léxicos referenciales.
  • Clase B: palabras que refieren a la forma o manera de nuestro pensamiento y organizan el juicio. Son los verbos, las conjunciones y las interjecciones: permiten establecer relaciones y formular juicios.
Veamos ahora, siguiendo este mismo criterio, la segunda parte del poema de Vallejo:

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!

Como corresponde a un poema bien plasmado, se suman, reiteran y superponen los significados para lograr acumulación de contenidos, acumulación que logra que el destinatario sienta con más intensidad los dichos. No dejemos de observar las palabras en negrita que llenan todo este segmento del poema. Las palabras de la clase A, esta vez en un 93%, habilitan la sensación de supersposición e intensidad de sentimientos y sentires.
Los verbos y conjunciones, palabras de la clase B son los que establecen las relaciones y organizan los juicios, son pocos. En relación con el 21% anterior, disminuyeron a un 18%. Como se ve, no es gratuita la impresión del destinatario del poema al percibir que las palabras trasmiten mayor intensidad en sentimientos dolorosos.
Por su parte, como organizador del juicio, el verbo tiene un rol preponderante en la sintaxis. Los casos y funciones sintácticas, los nombres y su clasificación semántica, el régimen preposicional, se organizan en torno a la clase de verbo que los selecciona.
Como añadido, se leen en esta Gramática muchas consideraciones que vuelven a surgir en la Gramática Descriptiva y también en la Nueva Gramática de la Lengua Española y en el modelo generativo que la subyace. Por ejemplo:
- la presencia obligatoria y permanente de un nominativo para el sujeto, común a todas las lenguas, inclusive las que poseen la posibilidad de no mencionarlo, como el español, porque igualmente este caso está presente en la terminación flexiva;
- el carácter impersonal del infinitivo, a partir del concepto de que la impersonalidad es semántica y en el infinitivo surge la posibilidad de una genericidad por parte de la referencia del sujeto.
Tanto la presencia del sujeto encerrada en la flexión verbal como la genericidad de la impersonalidad están presentes en el poema como efecto organizador de los contenidos de sentires.
En realidad, hay en el poema tres ejes que trasmiten el contenido:

1. Los golpes. Se hacen presentes como el tema o el paciente, desde el punto de vista semántico, aunque su función sintáctica sea objeto directo o sujeto: Hay golpes / son... serán... abren...

2. El dolor. Se presenta como sujeto no controlador, también el tema o el paciente, en una construcción media con un verbo pronominal. Es la resaca o el charco de culpa que se empoza.

3. El yo lírico, manifestado en esa negación de sí mismo a través del leit motif Yo no sé, o en la alienación de sí mismo, al final del poema, a través de observarse a sí mismo como una tercera persona, el hombre. Todo ayuda a que el yo lírico se ajenice respecto de los golpes sufridos y vividos por él mismo.
La propuesta, concluyendo, es llegar en el trabajo cotidiano en Lengua hasta lo más hondo del contenido, estudiando la forma, observando cómo se lo enuncia y cómo lo no dicho también importa, casi tanto más que lo ya dicho.


Bibliografía

  • ARNAULD, A. y LANCELOT, C. 1803. Grammaire générale et raisonée de Port Royal. Paris. Munier.
  • ARNAULD, A. 1877. Logique de Port Royal. Paris, Hachette.

Fuentes

  • VALLEJO, C. 1949. Poesías completas. Buenos Aires, Losada.


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