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miércoles, 27 de agosto de 2014

Aproximación al concepto de competencias para la Didáctica de la Lengua

Aproximación al concepto de competencias para la Didáctica de la Lengua

Carmen Lepre

Publicado por CODICEN en el año 2003

El hombre, como ser social que es, ha desarrollado el lenguaje para comunicarse con el otro, y de esta manera insertarse en la sociedad de la que participa. Posee, según  los lingüistas más reconocidos del siglo veinte, Saussure y Chomsky, la facultad del lenguaje. Ningún otro ser vivo es capaz de desarrollarlo aunque viva entre sus pares durante toda su existencia. Esto no significa que no haya otros sistemas de comunicación que puedan utilizar los seres vivos que viven en comunidades; desde las abejas hasta las ballenas o los primates, los sistemas de comunicación sirven para transmitir específicamente contenidos que sirvan a ese individuo perteneciente a un grupo. Pero solamente al ser humano le es dada la facultad de poder comunicar ideas, conceptos, sentimientos y experiencias desde sí mismo, enfrentarse a situaciones diferentes desde el punto de vista comunicativo y poder resolverlas, adecuarse a la situaciones comunicativas, y utilizar siempre vivo y en constante evolución el código de su comunidad lingüística para informar, intimar, convencer, prometer, preguntar, ordenar, seducir, desear, invitar, aconsejar, y todas las numerosísimas intencionalidades que pueda contener cada uno de sus actos de habla. El ser humano es el único que puede intercambiar información con su interlocutor, crearla y recrearla, o reproducirla luego de haberla comprendido. Todos estos comportamientos y facultades son los que integran las llamadas competencias comunicativas.

El término “competencia lingüística” fue considerado por Noam Chomsky, desde sus obras Estructuras sintácticas y Aspectos de una teoría de la sintaxis, como diferente a la “actuación”. Mientras la competencia es la gramática, (entendida como el sistema de su lengua), que el individuo posee, desarrolla, y es requisito indispensable para poder establecer una comunicacion eficaz, la actuación es la puesta en práctica de esa competencia frente a cada situación discursiva. En una interpretación simplista, se pretendió establecer un paralelismo con la dicotomía lengua-habla de Saussure, pero esta oposición chosmkiana es sensiblemente diferente, porque para Chomsky el individuo está preparado genéticamente para desarrollar el lenguaje, y esto es parte fundamental de su competencia lingüística. En cambio, Saussure, entiende el lenguaje como una facultad humana que le permite comunicarse. No es lo mismo, aunque lo parezca.

Estas consideraciones de Chomsky, vinieron de la mano con su propuesta de gramática generativa, es decir, de una gramática (en el sentido de reglas o regularidades) que le permite a quienes usan una lengua  generar estructuras que, convertidas en enunciados, pueden ser objeto de comunicación entre ellos. Abierto el camino de las competencias lingüísticas, llegan inevitablemente respuestas. Desde el funcionalismo británico, desde la psicolingüística y la sociolingüística, desde la etnografía de la comunicación, surgen otras voces que pretenden explicar el fenómeno lingüístico no ya solamente desde la generación interna e internalizada de estructuras sintácticas que permiten la comunicación con el otro, sino desde factores extralingüísticos permanentemente presentes en el intercambio comunicativo. Todos los elementos implicados en el proceso de la comunicación se consideran desde entonces fundamentales para explicar el fenómeno lingüístico.

Dell Hymes (1971) considera que existe un conjunto de conocimientos que se pone en juego cada vez que un individuo interactúa lingüísticamente con otro, y son de orden lingüístico, sociolingüístico, estratégico y discursivo. Estas “competencias” siguieron formando parte de los postulados de otros autores, como Canale y Swain, quienes en 1980 hablan de competencia comunicativa dentro de la cual incluyen:

Competencia lingüística, que supone el conocimiento y utilización correctos del sistema lingüístico, con sus subsistemas fonológico, morfológico, sintáctico y semántico. En ella se ponen en funcionamiento todos los elementos que conforman la lengua como sistema.
Competencia discursiva, que refiere la capacidad de utilizar diferentes tipos de discurso y organizarlos teniendo en cuenta los procedimientos de coherencia y cohesión.
Competencia sociolingüística, que consiste en adecuar el discurso a una situación específica de comunicación. Esto permite tener en cuenta toda una serie de circunstancias situacionales que tienen que ver con los responsables del acto de interacción lingüística, tales como el rol de cada uno de los interlocutores, la situación comunicativa en sí misma y las intenciones que cada uno de los responsables de la comunicación integran a su discurso.
Competencia estratégica, que supone la capacidad de definir, corregir, matizar o realizar ajustes para que lo dicho permita ser adecuadamente comprendido por el otro y por lo tanto que la comunicación sea eficaz y satisfactoria.
Competencia sociocultural, que consiste en conocer los aspectos más relevantes de la cultura del país en el que se habla la lengua que se está utilizando, de forma de que ese universo cultural permita entender las claves fundamentales que incidan en la lengua.

Bachmann en 19901 organiza la competencia comunicativa según la competencia organizativa que incluye la gramatical y la textual, y competencia pragmática, que incluye la ilocutiva y la sociolingüística:

Competencia gramatical, que incluye conocimiento del vocabulario, la morfología, la sintaxis, la fonología y la grafémica.
Competencia textual, que supone conocimientos acerca de la cohesión y la organización retórica, las funciones de manipulación, las heurísticas y las imaginativas.
Competencia ilocutiva, que, dentro de la pragmática, supone el conocimiento de las funciones ideativas que permiten producir un enunciado con una determinada intencionalidad que provoque respuestas esperadas en el receptor.
Competencia sociolingüística, que contiene ciertas sensibilidades: dialectal, de registro, de naturalidad; y referencias culturales y figuras de discurso.

Salvador Gutiérrez en 19972 considera que las competencias clasificadas de esta forma ofrecen flancos débiles y discutibles, como por ejemplo la pragmática, que resulta insuficiente y difusa, además de tener aspectos teóricos discutibles: la inserción de la competencia sociolingüística, según este autor,  no debería estar incluida dentro de la pragmática.

Se verá que las consideraciones de los lingüistas son diversas y cada una de ellas tiene sus fundamentos. Gutiérrez Ordóñez entiende que la competencia comunicativa tiene tres niveles concéntricos: una competencia central o competencia lingüística, una competencia periférica que incluye la sociolingüística, la cultural, la conversacional, y una competencia global, que incluye la pragmática y la semiótica.

Competencia lingüística, que supone los conocimientos sintácticos, morfológicos, fonológicos y semánticos.
Competencia periférica, que supone los conocimientos sociolingüísticos, culturales, psicolingüísticos, textuales y conversacionales.
Competencia pragmática, o semiótico-pragmática, que es la que abarca todas las demás, porque es la global. Sin esta competencia, las demás no se darían. Es indispensable que un individuo, antes de hablar, tenga la percepción de hacia quién irá dirigido su discurso, con qué intencionalidad, qué pretende del receptor, y deberá optar en consecuencia por acomodar el discurso según todos estos entendidos.

Sea la clasificación que sea, lo cierto es que estamos frente a una nueva perspectiva desde la que observar la lengua, no simplemente entendida desde el enfoque inmanente con el que se la concebía en el estructuralismo y el generativismo, sino entendida como un sistema del que participará no solo su estructura interna, fuertemente calificada para ser utilizada como vehículo de comunicación, sino las circunstancias comunicativas, el contexto, la situación de los participantes del acto comunicativo, la intencionalidad con la que pretendan teñir su discurso, el grado de presupuestos que posean o no, el nivel de riesgo que pretendan asumir frente al otro, y otra innumerable cantidad de variables. Todas estas variables serán objeto de estudio de otras disciplinas lingüísticas, como la pragmática, la sociolingüística, la psicolingüística, la etnolingüística. Ellas traerán a la lingüística propiamente dicha, a la disciplina que se especializa en el estudio de la lengua en sí misma como sistema, todo un bagaje de herramientas que convertirán el acto comunicativo en algo diverso y rico, bagaje que un hablante competente deberá asumir como propio para poder insertarse en una sociedad parlante.

El llamado “enfoque comunicativo” ha sido en los últimos veinte años el seleccionado para enseñar lenguas extranjeras, especialmente, debido a su consideración del entorno extralingüístico que permite interactuar eficazmente en un acto de comunicación. No obstante, muchas de estas consideraciones han sido también adoptadas como estrategias para enseñar lengua materna.

Se puede ilustrar con el siguiente cuadro las diferencias de enfoque que permite una perspectiva respecto de la otra:



Enfoque nocional-funcional
Enfoque comunicativo
Teoría de la lengua
La lengua es un sistema que tiene como finalidad la comunicación, la cual consiste en la transimisión de significado
La lengua es un sistema que tiene como finalidad la comunicación, la cual consiste en la transimisión de significado
Teoría del aprendizaje
El aprendizaje es primero un proceso pasivo que luego debe tornarse activo.
El aprendizaje es un proceso acumilativo: lo nuevo es aprendido sólo cuando se integra en el conjunto de conocimientos ya existentes en el individuo.
Objetivos
La competencia comunicativa
La competencia comunicativa
Contenidos
El vocabulario y las estructuras lingüísticas relevantes para las funciones y nociones seleccionadas.
Estructuras, funciones, nociones, temas, tareas. Su orden se guiará por las necesiades del alumno.
Tipología de las activiadaes
No desarrrolla una tipología propia. Son actividaes similares a las de los métidos estructuralistas.
Implican al almumno en la comunicación. Incluyen procesos como compartir información, negociar el significado y participar en una interacción.

Enfoque nocional-funcional
Enfoque comunicativo
Papel del alumno
Responsable de su aprendizaje
El alumno como negociador que da y recibe
Papel del profesor
Facilitador de la comunicación
Facilitador de la comunicación, analizador de ncesidades, consejero, organizador del proceso
Evaluación
No se incluye
Parte integrante del proceso educativo.
Fuente: CIDE (Del Ministerio de Cultura, España)

¿Cuál es la tarea del docente de Lengua en todo esto? Ni más ni menos que apoyar al estudiante en esa búsqueda particularizada y contextualizada a cada situación comunicativa para que de ella surja una elección acertada de las estructuras lingüísticas específicas y determinadas a cada caso en especial.

Este aserto supone dos vetas, importantes y valorables las dos: por un lado, la enseñanza de la gramática de la lengua materna es asunto esencial e indispensable. Esto significa que a través del reconocimiento de las estructuras gramaticales de una producción lingüística en clase se puede llegar a los contenidos profundos de un texto, sea para comprenderlo, sea para producirlo. La gramática de la lengua es el sustento, el esqueleto, sin el cual cualquier enunciado carece de fundamento. Sin la gramática el enunciado simplemente no puede ser proferido.

Por otro lado, es necesario saber ir más allá de la gramática. Esto es, permitir que estos conocimientos y reflexiones gramaticales –sean morfológicos, fonológicos, sintácticos o semánticos-  provean las herramientas necesarias para que todas las demás competencias se pongan en acción. No se puede dar clase de lengua sin tener dentro de los objetivos básicos estos sustentos.

 No es tarea fácil, pero es necesaria. Un individuo que no sepa apropiarse de las estructuras lingüísticas para poder utilizarlas en cada caso particular, adecuándolas a la situación específica, al interlocutor y a lo que pretende lograr de él en cada instancia de participación –sea escrita, sea oral–, no podrá decir que sabe comunicarse, o lo que es lo mismo, que es un usuario competente de la lengua.
Prof. Carmen Lepre

Referencias Bibliográficas


CANALE, m. y M. Swain.(1996) Fundamentos teóricos de los enfoque comunicativos I.  En Revista Signos, 17, enero-marzo de 1996. Gijón, España, páginas 56-61
CHOMSKY, N. (1970) Aspectos de una teoría de la sintaxis. Madrid, Aguilar.
GUTIÉRREZ ORDÓÑEZ, S. (2002). De pragmática y semántica. Madrid. Arco-libros.
HYMES, D. (1971). Competence and performance in linguistic theory.  C. Hymes, R. Huxley & E. Ingram (eds).
KERBRAT. ORECCHIOINI, C. (1986) La enunciación. De la subjetividad en el lenguaje.  Buenos Aires. Hachette Universidad.

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